
La pluralidad de monstruos de la que disfrutamos a través de la cultura colectiva humana es fascinantemente extensa. Examinar todas estas criaturas con algún atisbo de detenimiento es una faena que podría tomar varias vidas de labor incesante. Es por esto que cuando hablamos de monstruos, generalmente nos limitamos a discutir ejemplos individuales. Pocas veces se hace un esfuerzo por clasificar monstruos en una taxidermia útil que no sea su procedencia cultural. Ciertamente se han discutido clasificaciones por grupos como géneros literarios o fílmicos, pero deseo proponer aquí una nueva forma de clasificar a los monstruos que me parece un tanto más interesante y productiva.
Para entender el raciocinio detrás de esta nueva taxidermia tenemos que declarar la siguiente premisa fundamental:
Los monstruos no generan el miedo, sino que lo evocan. El miedo es una característica preexistente de nuestra psique y los monstruos son un mecanismo para desatarlo.
Aunque una defensa formal de esta premisa puede estar en el futuro de este blog, me parece que la mayoría de ustedes la aceptarán a posteriori una vez lleguemos a los ejemplos. Aceptémosla con fe ciega por el momento y sigamos una secuencia lógica que nos lleva a una nueva metodología para la clasificación de monstruos:
- Existen varios miedos distintos en la psique humana.
- La apariencia y el comportamiento de un monstruo están dirigidos a evocar un miedo particular.
- Podemos examinar las características del monstruo para deducir qué miedo específico intentan evocar.
- Podemos clasificar los monstruos en categorías, o arquetipos, basándonos en los miedos que representan.
Y ese mismo es el cometido de TeratoGnosis, la clasificación y descripción de los monstruos y su miedo correspondiente como arquetipos del terror.
